Miércoles, 19 de febrero de 2013
Feria del Tiempo Ordinario
Doctores de la Iglesia
Se llama doctores de la Iglesia a una serie de personas, treinta y cinco hoy día, que han sentado doctrina en el campo de la religión cristiana. La dignidad fue concedida por el papa Bonifacio VIII(1294-1303) que aclama a los cuatro primeros doctores de la Iglesia. El decreto de este Papa ordenando que sus fiestas fueran consideradas como dobles en toda la Iglesia se conserva en su Libro VI de decretales.
Para ser aclamado como doctor de la Iglesia, una persona ha de cumplir tres requisitos: eminens doctrina (conocimiento eminente); insignis vitae sanctitas (alto grado de santidad); y Ecclesiae declaratio (proclamación por la Iglesia). Aunque el decreto de Benedicto XIV que regula la cuestión otorga la capacidad de realizar la aclamación tanto al Papa como a un Concilio Ecuménico, hasta la fecha ha sido el Papa el que ha conferido tan alta dignidad.
En cuanto al procedimiento, la Congregación de Ritos Sagrados emite el decreto y el Papa lo aprueba, y todo ello, naturalmente, después de un cuidadoso examen de los escritos del santo.
Anécdota
San Josemaría solía acercarse a rezar a la Basílica Vaticana. Durante muchos años lo hacía casi a diario. Frente a la Basílica y a los Palacios Vaticanos recitaba el Símbolo Apostólico, intercalando algunas palabras. Por ejemplo, cuando llegaba a la frase Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, etc. decía siempre tres veces seguidas: Creo en Madre la Iglesia Romana, a pesar de los pesares. En una ocasión creyó oportuno contar esta devoción suya al entonces Secretario de Estado, Cardenal Tardini, y cuando éste le preguntó qué quería decir con a pesar de los pesares, san Josemaría le respondió con simpatía: Sus errores personales, Eminencia, sus errores personales y los míos (Javier Echevarría, Homilía 26.VI.2006)