¿Sabéis lo que dijo i¡una niña hace algún tiempo, al oír por primera vez una homilía? Había asistido ya alguna vez a misa, en capilla privadas, cuando el sacerdote celebraba el Santo Sacrificio de espaldas a los fieles; pero, un dí -un domingo-, se dio media vuelta y empezó a hablar. Entonces la niña tiró de la manga a su madre y le preguntó: ¿A quién habla, mamá…? Su sorpresa estaba justificada, ya que un hombre que se pone a hablar de pronto ante una serie de personas, sin dirigirse a ninguna en concreto, siempre llama la atención.
Pues bien, si a ti te ocurre lo mismo que a aquella niña, te responderé: Te estoy hablando a ti. No a vosotros, en plural, Me dirijo a cada uno de vosotros, a ti en singular.