Los Reyes Magos
La Iglesia y el vulgo, la piedad y el arte, rezan y cantan, se extasían y pintan desde tiempos remotos en torno a este entrañable misterio. Bucear en los orígenes de esta tradición implica remontarse a uno de los Evangelio: Mateo (2, 1-12) nos narra cómo unos Magos guiados por una estrella, llegaron a Belén para adorar al recién nacido Mesías. Magos. Mateo tampoco los menciona.
El venerable Beda, un monje benedictino y doctor de la Iglesia (siglo VIII) los describió así en un códice: Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar más joven y rubio;Baltasar, negro. Los nombres son distintos en diversas lenguas. En griego: Appellicón, Amerín y Damascón; en hebreo: Magalah, Galgalath y Serakin.
Los dones con que obsequiaron al Niño Jesús simbolizan: el oro la realeza de Cristo; el incienso su divinidad; la mirra era una alusión a la pasión. O en otras palabras, cada uno aludía a la triple condición de Jesús como rey, Dios y hombre. Su destino tras la adoración fue incierto San Mateo sólo dice que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes.