Oh María, por la plenitud de gracia que gozaste desde el primer instante de tu ser, haz que conserve siempre mi alma en gracia.
Oh María, que entraste en el mundo sin mancha de culpa, consígueme de Dios la gracia de salir de él sin pecado.
Oh María, que nunca estuviste afeada con la mancha del pecado original, ni de ningún pecado actual, yo te encomiendo y confío la pureza de mi corazón.
Oh María, por tu Inmaculada Concepción, haz puro mi cuerpo y santa el alma mía.
Oh María, sin pecado concebida, ruega por mí que acudo a Ti.