Jueves Santo en Huelva
Muy Antigua, Real, Ilustre y Seráfica Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos de la Santa Vera Cruz, Sagrada Oración de Nuestro Señor en el Huerto y Nuestra Madre y Señora de los Dolores Coronada
Última Cena… palabras de despedida,
cariño rebosante de Jesús.
Y ya de noche, del Cenáculo a Getsemaní.
Noche de sueño y traición
en el huerto de los olivos…
Para el Señor, noche de oración
y obediencia a los designios salvíficos de Dios.
Sin el consuelo y el apoyo de los suyos,
tristeza y angustia en el alma del Redentor.
Al ser Dios, ve los tormentos y la muerte amarga
que pronto padecerá en su santa humanidad.
Abrumado por el peso
de todos los pecados de los hombres,
la debilidad de la carne,
en aquel momento angustioso,
se sintió inclinada a rebelarse.
Mas aceptando la voluntad del Padre
tomó sobre sí las iniquidades del mundo
y se convirtió en víctima expiatoria.
En su agonía -la agonía más grande
que jamás haya visto el mundo-
fue confortado por un ángel.
Consuelo para quien fue tratado como un pecador
aunque en Él nunca hubo pecado.
Oración de Jesús en el huerto…
lección perfecta de abandono
y de unión con la voluntad divina.
¿Y los discípulos? Dormidos. Mal sueño.
Despiertos y vigilantes… orando,
es el ruego del Señor.
Así se cumple la voluntad de Dios,
aunque sea costosa, como hizo Santa María,
Madre y Señora de los Dolores,
al pie de la Cruz
junto a su Hijo Crucificado.
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Hermandad de Culto y Apostolado del Dulce Nombre de Jesús y Cofradía de Penitencia del Santo Cristo de la Misericordia, María Santísima de la Concepción y San Juan Evangelista
Jesús… dulce nombre, Dios salva.
En la Cruz, clavada la salvación del mundo está.
Y en toda la Pasión del Señor
la misericordia de Cristo vence al pecado.
En la hora misma de las tinieblas,
el sacrificio del Redentor
se convierte en fuente inagotable de perdón.
Mensaje salvífico el de la Cruz,
con la fuerza del amor.
La Cruz engendra vida,
en ella murió el que es Vida.
La Cruz ilumina en medio de las tinieblas,
en ella estuvo la Luz del mundo.
La Cruz convierte el dolor en camino de santidad,
en ella padeció el Hijo de Dios.
La Cruz introduce en el paraíso celestial,
es la llave de la Gloria.
La Cruz habla de un Dios rico en misericordia.
Desde su concepción virginal
hasta su Muerte y Resurrección,
Jesús es el rostro misericordioso de Dios.
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Ilustre y Agustiana Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Madre de la Consolación y Correa en sus Dolores
Muerte en la cruz,
suplicio infamante y doloroso.
Asfixia, fiebre, pérdida de sangre… agonía.
La Cruz, voz auténtica del sufrimiento.
Muerte de Cristo crucificado,
afrentosísima y horrenda;
muerte que vence a la misma muerte….
da la vida… trajo la salvación.
Muerte de Jesús, fruto de amor,
de un amor inconmensurable a la humanidad;
precio de nuestro rescate.
Jesús, obediente hasta la muerte,
identificado con el designio salvífico
del Padre, muere.
Y es su muerte redentora
la mejor de las muertes,
la Buena Muerte.
Asociada a la obra redentora del Reo divino,
María, con corazón de Madre,
es Correa en sus dolores
y consolación de los redimidos.
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Real, Ilustre, Venerable y Capitular Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Merced y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Cadenas, Santísimo Cristo de Jerusalén y Buen Viaje y María Santísima de los Dolores
Jesús es la Verdad hecha Persona,
la Verdad que salva,
que nos hace libres;
la única Verdad,
rompedora de la esclavitud del pecado.
Cadenas de Jesús en el pretorio,
la Verdad encadenada.
Merced a esas ataduras a la columna,
a los clavos de la Cruz
y a la Sangre derramada durante la Pasión,
Nuestro Padre Jesús
logra la libertad del hombre.
La luz irradiada por Cristo
es el resplandor de la verdad.
Es luz indicadora del camino
hacia la Jerusalén celestial;
asegura el buen viaje por esta vida,
aunque no sin dolores,
en compañía de Jesús.
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